La mariposa de las hadas



Cuenta la mañana, que la oruga despertó distinta. Se sintió más liviana, se estiró completamente y advirtió que en su dorso unas bellas alas se extendían hacia el cielo. No lo podía creer, se preguntaba si era ella misma, aunque su esencia parecía igual porque no se sentía diferente, pero su cuerpo ahora quería volar. Alzó el vuelo y encontró un hada cerca de una flor que le dijo: -“Qué bella estás, te estábamos esperando desde hace mucho tiempo”- A lo que la mariposa respondió: -“Nunca he estado lejos, siempre las he admirado y mi sueño era ser una de ustedes”- El hada se acercó y acariciando sus alas agregó: -“Siempre lo has sido, sólo debías recordar y mirar dentro de ti, reconocer quién eras. Demoraste mucho en recordar que eres un ser de luz lleno de magia y amor; debías aprender a confiar más en tu corazón y no en las palabras de los demás. Debías solamente ser feliz, que fue lo primero que se te entregó para atesorar, luego lo perdiste, pero hoy lo has vuelto a recuperar... ¡Bienvenida, Hada de las Mariposas!"